Cordero asado en el "Mesón de la Villa" de Aranda del Duero.

Si estás en la provincia de Burgos en el centro de una extensa vega regada por el río Duero, seguramente  estés en Aranda del Duero. Conocida como la capital de la Ribera del Duero en ella podrás disfrutar de un  gran día de ocio, tanto cultural como gastronómico: la plaza mayor, un lugar precioso para pasear, el museo del ferrocarril, el Rollo jurisdiccional -una sencilla picota medieval de piedra-, la casa-palacio de Berdugo -una casona de la hidalguía local con un patio espacioso de columnas de madera-, el humilladero o el conocido paseo de la Virgen son solo algunos de los muchos encantos con los que cuenta la villa.


Mesón de la Villa de Aranda de Duero.
No nos iremos sin visitar la magnífica iglesia de Santa María la Real  de la que existe un famoso refrán que dice que "los mejores lechazos son los que al nacer escuchan las campanas de la iglesia de Santa  María de Aranda". Pero, dejando a un lado los dichos, hay que afirmar con rotundidad que Aranda de Duero es tierra de vino y cordero.

Y ya que hablamos de vino y cordero, y seguramente se nos habrá abierto el apetito, una sugerencia es pasar al gran restaurante que encontramos junto a la Plaza Mayor:  el Mesón de la Villa. Su comedor rústico y acogedor invita a sentarse y disfrutar de todo lo que Seri, como llaman amigablemente a la dueña y cocinera, nos puede ofrecer. Una cocina sencilla, con sabores y aromas auténticos como el romero o la hierbabuena.  Salsas cremosas, sin mucha grasa. Todo ello combinado con  mucho cariño es lo que hace de su  restaurante un lugar espléndido  para una buena comida y mejor sobremesa.

Costillas de cerdo adobadas con setas y patatas o su primer plato, el Aquí te espero, que es un  revuelto de champiñon, jamón y huevo que, cocinado por ella, tiene un algo especial muy difícil de explicar. Y, cómo no, el plato estrella: el cordero asado.

Partiendo un lechazo asado en el Mesón de la Villa de Aranda
Elaboración del cordero asado:
En una tartera de barro se coloca el cordero con las costillas hacia arriba.
Con el horno caliente, untamos el cordero de mantequilla , añadimos agua con el zumo de limón y lo tendremos en el horno hora y medía aproximadamente.
Le damos la vuelta, untamos de manteca, rectificamos de sal y vuelta al horno otros treinta o cuarenta minutos.
Pasado este tiempo estará listo para servir.
Podremos acompañarlo con una estupenda ensalada  de tomate y pepino.

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